Conmemoración del día internacional de la Mujer: Obreras textiles de Nueva York, protagonistas del 8 de marzo.
El 8 de marzo es una fecha destacada en múltiples partes del mundo.
Se conmemora el día Internacional de la Mujer, formalizado por Naciones Unidas en 1975.
Este especial día, en palabras de la ONU, “se refiere a las mujeres corrientes como artífice de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre”.
Si la máquina del tiempo existiera, podríamos ver a Celia o a Elisa, junto con sus compañeras de fábrica, caminando por las calles de Nueva York a fines del invierno de 1857. Era una época en la que cada vez más mujeres se incorporaban a la producción, especialmente en la rama textil, donde eran mayoría absoluta.
Pero las extenuantes jornadas de más de 12 horas a cambio de salarios miserable sublevaron a las obreras de una fábrica textil neoyorquina que salieron a reclamar por sus derechos. Era el 8 de marzo y las manifestantes fueron atacadas por la policía.
Pero no fue la primera ni la última vez que las obreras textiles se movilizaban. Medio siglo más tarde, en marzo de 1908, 15.000 obreras marcharon por la misma ciudad al grito de “¡Pan y rosas!“, sintetizando en esta consigna sus demandas por aumento de salario y por mejores condiciones de vida. Y, al año siguiente – también en marzo -, más de 140 mujeres jóvenes murieron calcinadas en la fábrica textil donde trabajaban encerradas en condiciones inhumanas.
Fue finalmente en 1910, durante un Congreso Internacional de Mujeres Socialistas, que la alemana Clara Zetkin (activista alemana) propuso que se estableciera el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, en homenaje a aquellas que llevaron adelante las primeras acciones de mujeres trabajadoras organizadas contra la explotación capitalista.
Siete años más tarde, cuando se conmemoraba este día en Rusia – febrero de 1917, para el calendario ortodoxo, las obreras textiles tomaron las calles reclamando “Pan, paz y libertad”, marcando así el inicio de la más grande revolución del siglo XX, que desembocara en la toma del poder por la clase obrera, en el mes de octubre del mismo año.
Pan, rosas, estatización y control obrero
Lentamente, y a medida que el feminismo ha ido cobrando fuerza en todo el mundo, el Día de la Mujer ha ido perdiendo su carácter obrero, pasando a ser una jornada de lucha en la que se reclaman los derechos de todas las mujeres en todos los ámbitos.
Año tras año, miles de mujeres salen a las calles de todo el mundo para demandar nuevos derechos, defender los ya conquistados y luchar contra aquellas leyes que las discriminen o que rechacen el principio de igualdad de sexos y de oportunidades.
En numerosos lugares del mundo las mujeres siguen demandando derechos básicos como acceder a la educación, la cultura, el trabajo o la política.
Las mujeres expresan hoy su voluntad de participar en condiciones de igualdad en sectores en los que tradicionalmente su participación ha sido minoritaria.
«La fe es la fuerza del corazón». Oremos con todas las mujeres que están luchando con valentía por su bienestar y el de los demás. Oremos con todas las mujeres que, en sus familias, dan a la vida su verdadero significado por el don de un amor gratuito, por las actitudes maternales que ellas desarrollan cada día. Oremos también con las profesoras, educadoras y todas aquellas comprometidas en el servicio a los demás.
Señor, hazme un instrumento de Tu Paz Bendice a todas las mujeres que trabajan cada día para llevar la paz a su comunidad, a sus casas y en sus corazones. Dales la fuerza para continuar cambiando las espadas en arados.
Donde hay odio, que lleve yo el Amor. Oramos por todas las mujeres que sufren discriminación de género, la desigualdad y el prejuicio. Ayúdanos a ver y enfrentar la discriminación contra la mujer en cualquiera de sus formas.
Donde haya ofensa, lleve yo el Perdón. Reconforta a todas las mujeres que sufren el dolor de la guerra, la violencia y el abuso. Que ellas puedan llegar a ser instrumentos de su propia reconciliación y pacificación.
Donde haya discordia, lleve yo la Unión. Perdona a todas las mujeres y hombres que han dejado que las diferencias alimenten el odio y la discriminación. Que el ejemplo de su respeto por toda la creación nos ayude a ver que todos somos responsables de nuestro mundo.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Reconforta a todas las mujeres que luchan en las tinieblas del abuso, de la pobreza y de la soledad. Que podamos traerlas a la luz, para reconocer su dolor y tratar de eliminar la carga de vergüenza o incomodidad.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Oramos por todas las mujeres que viven con el temor de sus maridos, su hermano, su padre… y las fuerzas que controlan sus vidas. Ayúdalas a ser capaces de ser ellas mismas gracias a tu amor eterno y la fe.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Esperanza.
Oramos por todas las mujeres que viven en la desesperación, la pobreza, la violencia, la trata, la esclavitud y el abuso. Que la luz de tu amor les lleve la esperanza.
Donde haya tristeza, que yo lleve la alegría.
Ayúdanos a ver la fuerza y la bondad en cada mujer y cada hombre. Transforma nuestros corazones para que celebren el amor y la gracia en todas las personas. Que podamos ser bendecidas con el coraje de Santa Clara de Asís, Santa María Eufrasia, Saita Catherine de Sena y otros santos muy importantes en cada país, para seguir nuestro propio camino de amor por Ti y por nuestros hermanos y hermanas… Amén.