Este domingo, Día del Padre, el obispo Sergio Pérez de Arce encabezó la Misa Familiar en el Instituto Santa María de Chillán, ocasión en la cual recordó y pidió orar por las víctimas del naufragio de una embarcación de inmigrantes en las costas de Grecia, hecho ocurrido la semana que recién pasó.
En su homilía, el padre Sergio dijo que “hoy los textos son hermosos y fundamentales, la misión de Jesús parte porque él ve el sufrimiento de su pueblo, de los pequeños y los pobres y siente compasión por ellos. Él recorría los pueblos, enseñaba en la Sinagoga, proclamaba que el Reino de Dios está cerca, que Dios nos ama y está con cada uno de nosotros. Además, dice el texto, sanaba enfermedades”.
“Podemos pensar que el mundo está lleno de desarrollo, de inteligencia artificial, hemos llegado a la luna, tenemos desarrollo tecnológico, sin embargo, seguimos siendo una humanidad abatida, fatigada. El hombre busca por más que busca la felicidad en el dinero, sigue siendo una humanidad abatida por todos lados y basta con mirar nuestro país. Vivimos una pandemia hace poco, han muerto niños a propósito de las enfermedades respiratorios. Tenemos familiares enfermos frágiles, pero el abatimiento social también es grande”, precisó.
“Hay una noticia a la que casi no le dan importancia, que es el naufragio de un barco de inmigrantes en Grecia. Cómo pasa esto en estos tiempos. Un barco que parte en el norte de África va a Italia, y en medio del mar de Grecia se hunde; era un barco viejo lleno de inmigrantes, han reportado cien sobrevivientes y casi cien cadáveres, pero habría unas 400 personas desaparecidas, entre ellos muchos niños y mujeres. Son los descartados, los que sobran, africanos que quieren llegar a Europa, que viajan no por turismo. El Papa ha dicho que el Mar Mediterráneo es un cementerio de vidas humanas de personas tratando de llegar a Europa. En nuestro desierto chileno también se han perdido muchas vidas”, dijo el padre Sergio.
“Por eso es una humanidad abatida, fatigada. En Chillán, que es una sociedad un poco más tranquila, tenemos narcotráfico en las poblaciones, familias dañadas, estragos en niños y jóvenes. Entonces este siglo XXI lleno de progreso no termina de darle vida al ser humano. En el texto Cristo nos dice que la cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos para esta misión tan grande, sobretodo en nuestra sociedad en donde el compromiso es escaso. Jesús dice que rueguen al dueño del sembrado que envíe trabajadores a la cosecha. Podemos mirar hacia arriba, a cualquier lado, pero esos trabajadores tenemos que ser nosotros para ser testigos de la compasión en el mundo”.
Además, este domingo se celebró el Día de Oración por la Iglesia Perseguida, una fecha instaurada por la Conferencia Episcopal de Chile, hace ya 18 años, para crear conciencia por la persecución que viven millones de fieles en distintas partes del mundo. Es el único día del año en que todo Chile se une en oración por la Iglesia Perseguida y conoce de sus esfuerzos por vivir la fe en sus países de origen.